En Kildare, en Irlanda, santa Brígida, abadesa, que fundó uno de los primeros monasterios de la isla y continuó el trabajo de evangelización iniciado por san Patricio (c. 525).
Celebran hoy: Brígida.
Ver másFue un monje muy fervoroso enviado por San Bernardo en el año 1132 a fundar el famoso monasterio del Valle de las Celdas, al norte de Francia, en Cambray.
En Augusta Tricastina (hoy Saint-Paul-Trois-Châteaux), en la región de la Galia Vienense, san Pablo, obispo, que dio su nombre a la ciudad (s. IV).
En Londres, en Inglaterra, san Enrique Morse, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir, que, apresado en diversas ocasiones y exiliado dos veces, fue encarcelado de nuevo en tiempo del rey Carlos I por ser sacerdote y, después de haber celebrado la Misa en la cárcel, ahorcado en Tyburn entregó su alma a Dios.
En Castro Fiorentino, en la Toscana, santa Viridiana o Veridiana, virgen, que vivió como reclusa desde la juventud hasta la ancianidad (1236/1242).
En Turín, en Italia, beata Juana Francisca de la Visitación (Ana) Michelotti, virgen, que fundó el Instituto de las Hermanitas del Sagrado Corazón, para servir al Señor cuidando desinteresadamente a los enfermos pobres.
En Metz, en Austrasia, el santo rey Sigeberto III, que fundó los monasterios de Stavelot y Malmedy, así como muchos otros, y se distinguió por su liberalidad en hacer limosnas a las iglesias y a los pobres.
En Frigia, conmemoración de san Trifón, mártir (s. inc.)
En París, en Francia, beato Reginaldo de Orleans, presbítero, quien, de paso por Roma, conmovido por la predicación de santo Domingo entró en la Orden de Predicadores, a la que atrajo a muchos con el ejemplo de sus virtudes y el ardor de su palabra.
En Augusta Pretoria (hoy Aosta), en los Alpes Grayos, san Urso, presbítero (antes del s. IX).
En Ravena, en la región de Flaminia, san Severo, obispo (p. 342).
En el convento de Piglio, en el Lacio, beato Andrés, de la familia de los condes de Segni, presbítero de la Orden de los Menores, que, renunciando a altas dignidades, prefirió servir a Cristo en la humildad y simplicidad.
En Anicio (hoy Chiniac), en Aquitania, san Agripano, obispo y mártir, el cual, al llegar a esta región de regreso de Roma, fue asesinado por unos adoradores idólatras (s. VII).
En Saint-Malo, en Bretaña Menor, san Juan, obispo, varón de gran austeridad y justicia, que trasladó su sede episcopal desde Aleth a esa ciudad. San Bernardo lo alabó como obispo pobre, amigo de los pobres y amante de la pobreza.
an Cecilio fue el primer obispo de Granada. Murió martirizado durante las persecuciones de Nerón, quemado en el monte de Granada.