Memoria de san Moisés, profeta, a quien Dios eligió para liberar al pueblo oprimido en Egipto y conducirlo a la tierra de promisión. También se le reveló en el monte Sinaí, diciéndole: «Yo soy el que soy», y le propuso la ley para regir la vida del pueblo elegido. Murió lleno de días en el monte Nebo, en tierra de Moab, a las puertas de la tierra de promisión.
Celebran hoy: Moisés.
Ver másCerca de la localidad de Genovés, provincia de Valencia, igualmente en España, beato Bernardo (José) Leda Grau, religioso de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos y mártir glorioso por Cristo en la guerra civil española.
En Roma, en el cementerio de Máximo, en vía Salaria Nueva, sepultura de san Bonifacio I, papa, que trabajó para solucionar muchas controversias sobre disciplina eclesiástica.
En Chartres, de Neustria, san Caletrico, obispo (ante 573).
En Carmagnoles, del Piamonte, en Italia, beata Catalina Mattei, virgen, religiosa de las Hermanas de Penitencia de Santo Domingo, que, viviendo con una salud muy precaria, soportó con admirable caridad y abundancia de virtudes las calumnias humanas y todo tipo de tentaciones.
En el mar frente a Rochefort, en el litoral norte de Francia, beato Escipión Jerónimo Brigéat de Lambert, presbítero y mártir, que, siendo canónigo de la diócesis de Avranches, durante la Revolución Francesa fue encerrado en una nave anclada por su condición de sacerdote, muriendo de inanición.
En Teulada, cerca de la ciudad de Alicante, también en España, beato Francisco Sendra Ivars, presbítero, martirizado por la fe en la misma persecución religiosa.
En Mende, de Aquitania, san Fredaldo, obispo y mártir (c. s. IX).
En Herzfeld, de Sajonia, santa Ida, viuda del duque Ecberto, insigne por su asidua oración y caridad para con los pobres.
En Colonia, de la Lotaringia, santa Irmgarda, condesa de Süchteln, que utilizó sus bienes en la construcción de iglesias (c. 1089).
En Oropesa, de Castellón, en el levante de España, beato José Pascual Carda Saporta, presbítero de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, que sufrió gloriosamente el martirio por odio a la religión durante la contienda española, en la cruel persecución religiosa contra la Iglesia.
En Chalons-sur-Saone, en la Galia Lugdunense, san Marcelo, mártir (s. III-IV).
En Sillery, ciudad de la provincia de Quebec, en Canadá, beata María de Santa Cecilia Romana (Dina) Bellanger, virgen, de la Congregación de Religiosas de Jesús y María, que entregada y confiando sólo en el Señor, durante no pocos años soportó una grave enfermedad.
En Palermo, de Sicilia, santa Rosalía, virgen, de quien se dice que practicó la vida solitaria en el monte Pellegrino (s. XII).