Santos del día 8 de mayo

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Nuestra Señora de Luján

Patrona de Argentina, Uruguay y Paraguay. Traída desde Brasil, la imagen debía transportarse hasta el Norte, pero inexplicablemente, se hizo imposible pasar del río Luján y allí se quedó para siempre.

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San Pedro de Tarantasia (s. XII)

Abad cisterciense y arzobispo de Tarantasia

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San Desiderato de Bourges (s. VI)

En Bourges, en Aquitania, san Desiderato, obispo, que habiendo desempeñado con anterioridad el cargo de canciller en la corte, como obispo dotó a su Iglesia con reliquias de mártires.

San Dionisio obispo
San Metrón (s. VIII)

En Verona, en la región de Venecia, san Metrón, ermitaño, de quien se dice que llevó una vida áspera y penitente (c. s. VIII).

San Víctor de Milán (s. IV)

En Milán, en la provincia de la Liguria, conmemoración de san Víctor, mártir, el cual, originario de Mauritania, era soldado del ejército imperial, y al imponer el emperador Maximiano la obligación de sacrificar a los ídolos, se desciñó de sus armas, por lo cual le llevaron a la ciudad de Lodi, donde fue decapitado (c. 304).

Beata María Catalina de san Agustín (s. XVII)

En Quebec, del dominio de Canadá, beata María Catalina de san Agustín (Catalina Symon de Longprey), virgen, religiosa de las Hermanas Hospitalarias de la Misericordia de la Orden de San Agustín, que vivió hasta su muerte dedicada al cuidado de los enfermos, señalándose por el consuelo que les proporcionaba y la esperanza que les infundía.

San Heladio de Auxerre (s. IV)

En Auxerre, en la Galia Lugdunense, san Heladio, obispo (s. IV).

San Gibriano (s. VI)

En la región de Chalons, en la Galia, san Gibriano, presbítero, el cual, originario de Irlanda, recorrió la Galia como peregrino por amor a Cristo (c. 515).

San Wiro y compañeros (s. VIII)

En Roermond, junto al Mosa, en Brabante, de Austrasia, san Wiro, que, según la tradición, se dedicó a la evangelización de esta región junto con sus compañeros Plechelmo y Odgero (c. 700).

San Arsenio de Scete (s. V)

En el monte Scete, en Egipto, san Arsenio, que, según la tradición, fue diácono de la Iglesia de Roma, y en tiempo del emperador Teodosio se retiró a la soledad, donde, consumado en todas las virtudes, rindió su espíritu a Dios (s. IV/V).

Beato Ángel de Massaccio (s. XV)

En el monasterio de Santa María della Serra, en el Piceno, beato Ángel de Massaccio, presbítero de la Orden Camaldulense y mártir, quien fue un incansable defensor de la observancia del precepto dominical (c. 1458).

Beato Luis Rabatá (s. XV)

En Randazzo, en Sicilia, beato Luis Rabatá, presbítero de la Orden Carmelitana, fidelísimo en su observancia de la Regla y resplandeciente en su amor a los enemigos.

Beato Amado Ronconi (s. XVIII)

En Saludecio, del Piceno, en Italia, beato Amato Ronconi, que se distinguió por su dedicación a la hospitalidad y a la atención espiritual de los peregrinos (fin. s. XIII).

Beata Ulrica Nisch (s. XX)

En el lugar llamado Hegne, de Baden, en Alemania, beata Ulrica (Francisca) Nisch, virgen, religiosa de las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, quien, como infatigable sierva del Señor, vivió siempre entregada a los trabajos más humildes, principalmente en el oficio de ayudante de cocinera.

San Bonifacio IV papa (s. VII)

En Roma, junto a la basílica de San Pedro, san Bonifacio IV, papa, que obtuvo del emperador Focas el templo del Panteón, el cual transformó en iglesia dedicada a la santísima Virgen y a todos los mártires, y fomentó mucho la disciplina monástica.

San Acacio de Bizancio (s. IV)

En Bizancio, san Acacio (Agacio, Agatio), soldado y mártir (s. IV).