Santos del día 1 de mayo

San José Obrero

San José Obrero, el carpintero de Nazaret, que con su trabajo remedió las necesidades de María y de Jesús e inició al Hijo de Dios en los trabajos de los hombres. Por esta razón, en este día, en el que se celebra la fiesta del trabajo en muchas partes del mundo, los obreros cristianos honran a san José como modelo y patrono suyo.

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San Jeremías profeta

Conmemoración de san Jeremías, profeta, que vivió en tiempo de Joaquim y Sedecías, reyes de Judá. Profetizó la ruina de la Ciudad Santa y la deportación del pueblo, sufriendo muchas persecuciones a causa de ello, por lo que la Iglesia lo considera figura de Cristo sufriente. Predijo, además, que la nueva y eterna Alianza alcanzaría su plenitud en el mismo Cristo Jesús; más aún, que, por medio de él, Dios Padre todopoderoso escribiría su ley en el corazón de los hijos de Israel, a fin de que Él mismo fuese su Dios y ellos fuesen su pueblo.

Celebran hoy: Jere, Jeremías, Jeremy.

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Beato Ubaldo de San Geminiano (s. XIV)

En Montaione, lugar de Toscana, beato Vivaldo o Ubaldo de San Geminiano, ermitaño de la Tercera Orden de San Francisco, señalándose por su vida de austeridad, de paciencia y de caridad en el cuidado de los enfermos (c. 1320).

Santo Torcuato y compañeros (s. III)

En Hispania meridional, conmemoración de san Torcuato, obispo de Acci (hoy Guadix), y otros seis obispos más, que se establecieron en distintas ciudades: Tesifonte, obispo de Bergium (hoy Berja); Esicio, obispo de Carcer (hoy Carcesa); Indalecio, obispo de Urci (hoy Almería); Segundo, obispo de Ábula (hoy Abla); Eufrasio, obispo de Iliturgi (hoy Andújar), y Cecilio, obispo de Illiberis (hoy Elvira, Granada) (s. III/IV).

San Asaf (s. VI)

En Llan-Elwy, en Cambria (País de Gales), san Asaf, abad y obispo de la sede que después llevó su nombre (s. VI ex.).

San Arigio de Gap (s. VII)

En Gap, de la Provenza, en Francia, san Arigio, obispo, que se distinguió por su paciencia en las adversidades, por su celo en enfrentarse a los simoníacos y por su caridad para con los monjes que habían sido enviados desde Roma para evangelizar Inglaterra.

Beato Julián Cesarello (s. XIV)

En Castello di Valle d’Istria, en Istria, beato Julián Cesarello, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, cuya vida fue un continuo peregrinar por aldeas y plazas, sembrando la palabra de Dios y esforzándose en aplacar las facciones de los ciudadanos (c. 1349).

San Ricardo Pampuri (s. XX)

En Milán, en Italia, san Ricardo (Herminio Felipe) Pampuri, quien, después de haber ejercido en el mundo con gran generosidad su profesión de médico, ingresó en la Orden de San Juan de Dios y, al cabo de casi dos años, descansó piadosamente en el Señor.

San Amador de Auxerre (s. V)

En Auxerre, de la Galia, san Amador, obispo, que trabajó con empeño para extirpar de su ciudad las supersticiones de los paganos y estableció el culto de los santos mártires.

San Marculfo (s. VI)

En una isla de Bretaña Menor, san Marculfo, ermitaño, y luego monje y abad del monasterio de Nanteuil (c. 558).

Beata Petronila de Moncel (s. XIV)

En Moncel, en la región de Beauvais, en Francia, beata Petronila, virgen y primera abadesa del monasterio de Clarisas de aquel lugar.

San Teodardo (s. IX)

En la región de Montauban, en la Galia Narbonense, muerte de san Teodardo, obispo de Narbona, que restauró su iglesia catedral, sobresalió por su diligente magisterio y, finalmente, minado por la enfermedad, murió en un monasterio, rindiendo su alma a Dios.

Santa Grata

Santa Grata, viuda. Variante de Gracia. Santa Grata nació en la Lombardía (Italia) entre los siglos IV y VII. Hay muy pocas informaciones sobre ella.

San Orencio (s. V)

En Auch, en Aquitania, san Orencio u Oriencio, obispo, que se esforzó en erradicar de su ciudad las costumbres de los paganos y en procurar la paz entre los romanos y el rey de los visigodos de Tolosa (c. 440).

San Peregrino Laziosi (s. XIV)

En Forlí, en la provincia de Emilia, san Peregrino Laziosi, religioso de la Orden de los Siervos de María, que desde su dedicación a la Madre de Dios se distinguió por su amor a Jesucristo y por su solicitud para con los pobres.

San Segismundo (s. VI)

En Agaune, en la Recia, sepultura de san Segismundo, rey de los burgundios, el cual, convertido de la herejía arriana a la fe católica, en ese lugar instituyó una comunidad que debía dedicarse sin interrupción a la salmodia ante los sepulcros de los mártires y expió con penitencia, lágrimas y ayunos un crimen que había perpetrado. Más tarde, y en la región de Orleans, fue arrojado a un pozo por sus enemigos.

Beata Mafalda (s. XIII)

En Arouca, en Portugal, beata Mafalda, virgen, hija del rey Sancho I, que después de quedar libre de un contrato matrimonial previamente acordado, se hizo monja e introdujo en su monasterio la reforma cisterciense.

Beato Aldebrando (s. XII)

En Fossombrone, del Piceno, en Italia, beato Aldebrando, obispo, insigne por la austeridad de su vida y por su espíritu apostólico.

Beato Clemente Septyckyj (s. XX)

En la ciudad de Wladimir, en Rusia, beato Clemente Septyckyj, presbítero y mártir, superior del monasterio de monjes estuditas de Univ, el cual, durante el régimen hostil contra Dios perseveró en la fe, mereciendo habitar en el santuario del cielo.

San Brieuc (s. V)

En Bretaña Menor, san Brieuc, obispo y abad, natural de Cambria (País de Gales), quien fundó un monasterio en la costa armórica (Bretaña), que posteriormente fue elevado a la dignidad de sede episcopal (c. 500).

San Andéolo

En la región de Viviers, en la Galia, san Andéolo, mártir (s. inc.).