San Dámaso I, papa de origen hispano, que en los difíciles tiempos en que vivió, reunió muchos sínodos para defender la fe de Nicea contra cismas y herejías, procuró que san Jerónimo tradujera al latín los libros sagrados y veneró piadosamente los sepulcros de los mártires, adornándolos con inscripciones.
Celebran hoy: Dámaso.
Ver másEn Siena, de la Toscana, beato Francisco Lippi, ermitaño de la Orden de los Carmelitas, célebre por la austeridad de su vida.
En Londres, en Inglaterra, beato Arturo Bell, presbítero de la Orden de Hermanos Menores y mártir, que durante el reinado de Carlos I, solamente por ser sacerdote, fue condenado a la pena capital y sufrió el patíbulo en Tyburn.
En Santo Angelo in Vado, en el Piceno, beato Jerónimo Ranuzzi, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que en la soledad y el silencio consiguió la ciencia de los santos (c. 1466).
En la región de Camerino, del Piceno, en Italia, beato Hugolino Magalotti, ermitaño de la Tercera Orden de San Francisco.
En Constantinopla, san Daniel, llamado "Estilita", presbítero, que, después de vivir en el cenobio y soportar muchos trabajos, según la costumbre y ejemplo de san Simeón permaneció en lo alto de una columna hasta su muerte, durante treinta y tres años y tres meses, sin que le hicieran mella el frío, el calor, ni los vientos.