En Persia, santa Cristina, mártir, que, azotada con varas, consumó el martirio en tiempo de Cosroas I, rey de los persas.
Ver másEn Camerino, del Piceno, en Italia, san Ansovino, obispo.
En Oxford, en Inglaterra, beato Agnelo de Pisa, presbítero, que, enviado por san Francisco a Francia y después a Inglaterra, estableció allí la Orden de los Hermanos Menores y promovió las ciencias sagradas (c. 1236/1275).
En el monasterio de Novalesa, a los pies del Monte Cenisio, en el valle de Susa, san Eldrado, abad, que, muy interesado por el culto divino, enmendó el salterio y cuidó de construir nuevas iglesias (c. 840).
En Erenée, de la región de Mayenne, en Francia, beata Francisca Tréhet, virgen de la Congregación de la Caridad y mártir, que se entregó con toda diligencia a la instrucción de los niños y al cuidado de los enfermos, y durante la Revolución Francesa fue guillotinada, completando así su glorioso martirio por Cristo.
En Poitiers, en Aquitania, san Pientio, obispo, que mucho ayudó a la beata Radegunda en la fundación de cenobios (s. VI).
En el monasterio de san Claudio, en la ciudad de León, memoria de san Ramiro y sus doce compañeros, monjes y mártires, que perecieron a manos de los arrianos (s. VI).
En Hermópolis, en Egipto, san Sabino, mártir, que después de varios suplicios terminó siendo arrojado al río (s. IV).
En el monasterio de Cava, en la Campania, beato Pedro II, abad.