San Camilo de Lelis, presbítero, que nació cerca de Teano, en el Abruzo, y en su juventud siguió la carrera militar, dejándose arrastrar por los vicios propios de una juventud alegre y despreocupada, pero convertido de su mala vida, se entregó al cuidado de los enfermos incurables hospitalizados, a los que servía como al mismo Cristo. Ordenado sacerdote, puso en Roma los fundamentos de la Congregación de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos.
Celebran hoy: Cami, Camila, Camilo.
Ver másEn Foligno, de la Umbría, beata Angelina de Marsciano, que al quedar viuda se entregó durante cincuenta años a servir a Dios y al prójimo, e inició la Congregación de las Terciarias Franciscanas, las cuales, viviendo en un monasterio, se dedican a la formación de las jóvenes.
En el monasterio de Hautecombe, junto al lago de Burget, en Saboya, inhumación del beato Bonifacio, obispo, el cual, de estirpe regia, se retiró a una cartuja, pero, pasado un tiempo, fue elevado primero a la sede episcopal de Belley y después a la de Cantorbery, entregándose en ambas sedes al cuidado de su grey.
En Brescia, en la región de Venecia, san Optaciano, obispo, que subscribió las cartas sinódicas sobre la fe católica en la Encarnación, enviadas por Eusebio, obispo de Milán, al papa san León (s. V).
En Lima, capital del Perú, san Francisco Solano, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que para salvar almas recorrió en todas las direcciones América Meridional, enseñando con palabras y con milagros a los indios y a los mismos colonizadores españoles la novedad de la vida cristiana.
En Valencia, ciudad de España, beato Gaspar de Bono, presbítero de la Orden de los Mínimos, que abandonó las armas de un príncipe terreno para militar a las órdenes de Cristo Rey y rigió la provincia hispana de dicha Orden con celo, prudencia y caridad.
En Stáry Kynsperk, lugar cercano a la ciudad de Egres, en Bohemia, beato Hroznata, mártir, que, fallecidos su esposa y su hijo, dejó el palacio ducal e ingresó en el monasterio premostratense de Tepla, y por defender los derechos de este monasterio, fue hecho prisionero por unos malhechores, que lo dejaron morir de hambre.
En la ciudad de Nangon, en la provincia china de Hebei, san Juan Wang Guixin, mártir, que durante la persecución llevada a cabo por el movimiento de los Yihetuan prefirió morir por Cristo antes que mancharse con una leve mentira.
En Deventer, de Frisia, san Marchelmo, presbítero y monje, anglosajón de origen, discípulo desde su juventud de san Wilibrordo, al que acompañó en los trabajos que éste emprendió por Cristo (c. 775).
En Londres, en Inglaterra, beato Ricardo Langhorne, mártir, insigne jurista, que acusado de traición, siendo rey Carlos II, fue condenado a la pena capital y entregó su alma a Dios en el patíbulo de Tyburn.
En Verona, en los confines de la región de Venecia, santa Tuscana, la cual, muerto su esposo, distribuyó todos sus bienes entre los pobres, y como miembro de la Orden de San Juan de Jerusalén dedicó su vida al cuidado de los enfermos (1343/1344).
En Soignies, de Brabante, en Austrasia, san Vicente o Madelgario, que con el consentimiento de su esposa santa Valtrudis abrazó la vida monástica y, según cuenta la tradición, fundó dos monasterios (c. 677).