Santa Enedina (Henedina) de Cerdeña, mártir hacia el año 130 junto a Santa Justa de Cerdeña y Santa Justina de Cerdeña durante las persecuciones de Adriano.
Beato Tutón de Ratisbona, monje de San Emerardo, secretario del emperador Arnoldo y obispo de Ratisbona; perseguido por el emperador Corvado, a quien acusó de haber robado y vendido un maravilloso Evangelio de su iglesia catedral.
En Arvernia (hoy Clermont-Ferrand), en Aquitania, san Abrúnculo, obispo, quien, expulsado de su sede de Langres por Gundebaldo, el rey de los burgundios, estableció su residencia entre los habitantes de Auvernia.
En Lismore, en Irlanda, san Cartago, obispo y abad.
En el monasterio de Fontenelle, en Neustria (hoy Francia), san Eremberto, que, habiendo sido obispo de Tolouse, abrazó después la disciplina monástica.
En la misma ciudad, san Galo, obispo, tío paterno de san Gregorio de Tours, varón humilde y bondadoso.
En Santarem, en Portugal, beato Gil de Vaozéla, presbítero, que como profesor de medicina en París se entregó a una vida disoluta, pero, una vez convertido, ingresó en la Orden de Predicadores, en la que se esforzó en rechazar, con lágrimas, oración y sacrificios, todas las tentaciones.
En la isla de Quío, en el mar Egeo, san Isidoro, mártir, que, según la tradición, fue arrojado a un pozo (s. III).
En la isla de Cerdeña, conmemoración de las santa Justa y santa Enedina, mártires.
En Nizza Monferrato, del Piamonte, en Italia, santa María Dominica (o Dominga) Mazzarello, fundadora, junto con san Juan Bosco, del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, dedicadas a la instrucción de niñas pobres. Sobresalió por su humildad, prudencia y caridad.
En Asia, provincia de Turquía, san Máximo, mártir durante la persecución bajo el emperador Decio y de quien se dice que murió lapidado (c. 250).
En el lugar de Bétharram, cerca de Pau, en los Bajos Pirineos de Francia, san Miguel Garicoïts, presbítero, que fundó la Congregación de Presbíteros del Sagrado Corazón de Jesús).
En Cimiez, en la Provenza, san Poncio, mártir (c. s. III).
En la aldea de Saint Mary of the Woods, de Indianápolis, en los Estados Unidos de Norteamérica, beata Teodora (Ana Teresa) Guérin, virgen de la Congregación de las Hermanas de la Providencia, la cual, oriunda de Francia, residió y murió en esa pequeña ciudad. Era de naturaleza compasiva, y aún en medio de las mayores dificultades confió siempre en la divina providencia, preocupándose con solicitud de la naciente comunidad.