Es el patrono de los agricultores y de Madrid. Agricultor madrileño que destacó por su piedad y su generosidad.
Celebran hoy: Isidro.
Ver másHija de un jefe pagano Irlandés, murió por defender su pureza de su propio padre.
En Aix-en-Provence, de la Provenza, beato Andrés Abellón, presbítero de la Orden de Predicadores, quien, aunque no contaba con muchos medios para el desempeño de su cargo, restauró con firmeza la disciplina regular en los conventos donde fue superior.
En Larisa, de Tesalia, san Aquileo, apellidado "Taumaturgo", obispo, que participó en el I Concilio de Nicea y, revestido de todas las virtudes, evangelizó con fervor apostólico a los pueblos paganos (s. IV).
En Etiopía, san Caleb o Elesbaán, rey de Etiopía, que sometió a los enemigos de Cristo en represalia por los mártires de Nagrán y, según se dice, en tiempo del emperador Justino envió a Jerusalén su corona real, viviendo luego como monje, en respuesta a un voto que había hecho, hasta que partió al encuentro del Señor (c. 535).
En Autún, en la Galia Lugdunense, san Reticio, obispo, de quien san Agustín refiere la gran autoridad de que gozaba como obispo en la Iglesia, y san Jerónimo lo recuerda por sus insignes comentarios a la Sagrada Escritura (s. IV).
En Bingen, en Austrasia, junto al Rin y cerca de Maguncia, san Ruperto, duque, que, cuando era aún muy joven, peregrinó a Roma para visitar las tumbas de los apóstoles y, al regreso a sus tierras, erigió varias iglesias. Salió al encuentro del Señor recién cumplidos los diecinueve años (s. VIII).
En Septempeda, de la región del Piceno, en Italia, san Severino, obispo, que dio su nombre a la ciudad episcopal (s. in.).
En la isla de Cerdeña, san Simplicio, presbítero (s. III/IV).
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, conmemoración de san Witesindo (Vintesindo), mártir, que por miedo a los musulmanes se apartó de la fe católica, pero al negarse después a tomar parte en el culto mahometano, lo mataron por odio a la fe cristiana.
En Burdeos, en Francia, santa Juana de Lestonnac, la cual, siendo niña, rechazó la invitación y los esfuerzos de su madre para apartarla de la Iglesia católica y, al quedar viuda y después de educar convenientemente a sus cinco hijos, fundó la Sociedad de las Hijas de Nuestra Señora, a imitación de la Compañía de Jesús, para la educación cristiana de las muchachas.