San Alberto, apellidado "Magno", obispo y doctor en Iglesia, que ingresó en la Orden de Predicadores en París, enseñó de palabra y en sus escritos las disciplinas filosóficas y divinas, y fue maestro de santo Tomás de Aquino, uniendo maravillosamente la sabiduría de los santos con la ciencias humanas y naturales. Después se vio obligado a aceptar la sede episcopal de Ratisbona, esforzándose asiduamente en fortalecer la paz entre los pueblos, pero al cabo de un año prefirió la pobreza de la Orden a toda clase de honores y murió santamente en Colonia, en la Lotaringia Germánica.
Celebran hoy: Albert, Albertino, Alberto, Alverto, Bert, Berta, Bertha, Berthila, Bertin, Bertita, Beto.
Ver másObispo, escritor y poeta español de la época visigoda. Es uno de los Padres de la Iglesia hispánica.
Celebran hoy: Eugeni, Eugeniano, Eugenio.
Ver másEn Hipona Regia, de Numidia, los veinte santos mártires cuya fe victoriosa celebró san Agustín y de los cuales sólo se recuerdan los nombres del obispo Fidenciano, de Valeriana y de Victoria (s. III/IV).
En Edesa, de la región de Osrhoena, santos mártires Gurias, asceta, y Samona, que, bajo el imperio de Diocleciano, después de prolongados y crueles tormentos fueron condenados a muerte por el prefecto Misiano y degollados.
En Bretaña Menor, san Maclovio o Macuto, obispo de Alet, que, nacido en Cambria, murió en Saintes.
En Edesa, de la región de Osrhoena, santos mártires Gurias, asceta, y Samona, que, bajo el imperio de Diocleciano, después de prolongados y crueles tormentos fueron condenados a muerte por el prefecto Misiano y degollados.
En el cenobio de Klosterneuburg, en Austria, sepultura de san Leopoldo, príncipe de esa provincia, a quien se honró, aún en vida, con el sobrenombre de «Piadoso», pues fue siempre obrador de la paz y amigo de los pobres y del clero.
En San Remo, de la Liguria, en Italia, beata María de la Pasión (Helena) de Chappotin de Neuville, virgen, que, enamorada de la humildad y simplicidad de san Francisco, fundó las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, para el servicio de la mujer en tierras de misión.
En Cahors, de Aquitania, san Desiderio, obispo, que construyó muchas iglesias y monasterios y hasta edificios para el bien común, sin olvidarse de preparar las almas para su celeste Esposo, como verdaderos templos de Cristo.
En Nagasaki, del Japón, beato Cayo Coreano, mártir, que, siendo catequista, por confesar a Cristo fue condenado a la hoguera.
En Rheinau, entre los helvecios (hoy Suiza), san Fintano, procedente de Irlanda, que vivió mucho tiempo en un monasterio, pero después se recluyó en una pequeña celda, junto a la iglesia, escondido por amor de Dios.
En Rouen, de Neustria, san Sidonio, abad, oriundo de Irlanda, que hizo vida monástica primero en Jumièges, después en el monasterio de Herio, en la isla de Noirmoutier, bajo la dirección de san Filiberto, y finalmente en el monasterio de Saint-Saens por él fundado (c. 684).
En Ferrara, de la Emilia, beata Lucía Brocadelli, religiosa, que, tanto en el matrimonio como en el monasterio de la Tercera Orden de Santo Domingo, sobrellevó con paciencia muchos dolores y vejaciones.
En Mengo, lugar de Uganda, san José Mkasa Balikuddembé, mártir, que estando al frente del palacio real, recibido el bautismo ganó a muchos jóvenes para Cristo y defendió a los niños de la corte de las pasiones viciosas del rey Mwenga, y, debido a esto, el rey, enfurecido, ordenó degollarle a los veinticinco años de edad.
En Wadowice, de Polonia, san Rafael de San José (José) Kalinowski, presbítero, que en la insurrección del pueblo contra el opresor durante la guerra, fue hecho prisionero por los enemigos y deportado a Siberia, y después de sufrir muchas calamidades, por fin recuperada la libertad, ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos, la cual promovió notablemente.