Madre de todos los hombres, a pesar de traer el pecado al mundo junto con Adán, esta misma fue la "feliz culpa que nos mereció tan grande y buen redentor".
Celebran hoy: Eva.
Ver másEn Roma, en el cementerio Ponciano, de la vía Portuense, sepultura de san Anastasio I, papa, varón de gran pobreza y de apostólica solicitud, que se opuso firmemente a las doctrinas heréticas.
En la cartuja de Casotto, en el Piamonte, beato Guillermo de Fenolis, religioso, el cual antes había sido ermitaño (c. 1200).
En Aviñón, de la Provenza, beato Urbano V, papa, que, siendo monje, fue elevado a la cátedra de Pedro y se preocupó en retornar la Sede Apostólica a la Urbe y de restituir la unidad a la Iglesia.
En Auxerre, de la Galia Lugdunense, san Gregorio, obispo (s. VI).
De su vida, poco sabemos. Sólo su final, el martirio, nos ha llegado hasta nosotros. En el año 250, durante las persecuciones de Decio, el obispo Dionisio de Alejandría nos da cuenta de él. Se le estimaba entre los que más del pueblo por la conducta justa y sus costumbres sanas; en fin, apreciado por su bondad y conducta ética intachable, como cabe y debe esperarse en un discípulo de Cristo verdadero. Pero la envidia empuja a acusadores a delatarle ante la justicia, primero como delincuente, de lo que sale absuelto, y luego de cristiano, fatal carga. Nemesio confirma la acusación y termina quemado en la hoguera en compañía de algunos ladrones y asesinos de su tiempo.