En la ciudad de Colonia, en Germania, conmemoración de las santas vírgenes que entregaron su vida por Cristo, en el lugar de la ciudad donde después se levantó una basílica dedicada a santa Úrsula, virgen inocente, considerada como la principal del grupo (c. s. IV).
Celebran hoy: Úrsula, Urzula.
Ver másEn el lugar de Belencito, cerca de Medellín, en Colombia, beata Laura de Santa Catalina de Siena Montoya y Upeguí, virgen, que, con notable suceso, se dedicó a anunciar el Evangelio entre los pueblos indígenas que aún desconocían la fe en Cristo y fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras
Celebran hoy: Larita, Lau, Laura, Laurita, Lauryta, Lawry.
Ver másEn la isla de Chipre, san Hilarión, abad, que, siguiendo las huellas de san Antonio, primero llevó vida solitaria cerca de la ciudad de Gaza y después fue fundador y ejemplo de la vida eremítica en esta región (c. 371).
En Laon, ciudad de la Galia, santa Cilina, madre de los santos obispos Principio de Soissons y Remigio de Reims (post 458).
Conmemoración de san Malco, monje, del que san Jerónimo expuso por escrito el testimonio de su ascesis y de su vida en Maronia, cerca de Antioquía (s. IV).
En Marsella, ciudad de la Provenza, en la Galia, san Mauronto, obispo, que fue también abad del monasterio de san Victorca.
En la ciudad de Cortona, en la Toscana, beato Pedro Capucci, presbítero de la Orden de Predicadores, el cual, meditando sobre la muerte, se ejercitó en la vida espiritual y con su predicación exhortó a los fieles a evitar la muerte eterna.
En Seúl, en Corea, san Pedro Yu Tae-ch’l, mártir, que a los trece años exhortaba a los compañeros de cárcel a aceptar los tormentos, consumando su martirio al recibir cien azotes y ser estrangulado.
En Burdeos, de Aquitania, san Severino, obispo, que, originario de las regiones de Oriente, fue recibido calurosamente por san Amando, que le quiso como su sucesor (s. V).
En Tréveris, de Austrasia, san Vendelino, eremita (s. VII).
En Lyon, de la Galia, conmemoración de san Viator, lector, que, discípulo y ministro del obispo Justo de Lyon, siguió a éste en su retiro a Egipto y en su muerte (post 481).