En Roma, san Víctor I, papa, africano de nacimiento, que fijó para todas las Iglesias la celebración de la fiesta de Pascua en el domingo que sigue inmediatamente a la Pascua judía (c. 200).
Ver másSan Eustacio, obispo y mártir de Ancira, Angora de Turquía.
En Mileto, en la región de la Caria, san Acacio, mártir en tiempo del emperador Licinio (c. 308/311).
En la región de Sodermanland, en Suecia, san Botvido, mártir, sueco de nacimiento y bautizado en Inglaterra, que estuvo trabajando en la evangelización de su patria hasta que un criado suyo, a quien él había liberado de la esclavitud, le asesinó.
En Troyes, ciudad de Francia, san Cameliano, obispo, discípulo y sucesor de san Lupo (s. VI).
En la ciudad de Bharananganam, en Kérala, en la India, beata Alfonsa de la Inmaculada Concepción (Ana) Muttathupadathu, virgen, que, para evitar que la obligasen a casarse, metió el pie en el fuego, y admitida en las Clarisas Malabarenses, vivió casi continuamente enferma ofreciendo su vida a Dios.
En Nam Dinh, de Tonquín, san Melchor García Sampedro, obispo, de la Orden de Predicadores y mártir, encerrado primero por ser cristiano en una estrechísima cárcel, y después, por orden del emperador Tu Duc, materialmente despedazado.
En Dol, ciudad de la Bretaña Menor, san Sansón, abad y obispo, que propagó en Domnonia el Evangelio y la disciplina monástica, que había aprendido en Gales del abad san Iltudo (c. 565).
En Madrid, capital de España, beato Pedro Poveda Castroverde, presbítero y mártir, fundador de la Institución Teresiana destinada a promover la formación cristiana, que al comienzo de la persecución contra la Iglesia fue asesinado por odio a la religión, dando un claro testimonio de su fe.