En Siracusa, de Sicilia, san Zósimo, obispo, que fue primero humilde custodio del sepulcro de santa Lucía y después abad del monasterio de ese lugar (c. 600).
Ver másCerca de Aquino, en el Lacio, san Clino, abad del monasterio de san Pedro de Silva (d. 1030).
En Tesalónica, en Macedonia, san Domnino, mártir (s. IV).
En Senlis, en la Galia lugdonense, san Régulo, obispo (s. IV).
En el monte Sinaí, san Juan, abad, que compuso la célebre obra Escala del Paraíso, para la instrucción de los monjes, señalando el camino del progreso espiritual a modo de una ascensión por treinta peldaños hacia Dios, de donde mereció ser nombrado con el sobrenombre de "Clímaco".
En la aldea de San Julián, en el territorio de Guadalajara, en México, san Julio Álvarez, presbítero y mártir, que en la cruel persecución religiosa atestiguó con su sangre su fidelidad a Cristo Señor y a su Iglesia.
En Asti, en la región transpadana, san Segundo, mártir (s. inc).
En Coventry, en Inglaterra, santa Osburga, primera abadesa del monasterio de este lugar (c. 1018).
En Turín, también en Italia, san Leonardo Murialdo, presbítero, que fundó la Pía Sociedad de San José, para educar en la fe y la caridad cristianas a los niños abandonados.
En Nápoles, en Italia, beato Luis de Casáurea (Arcángel) Palmentieri, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores. Impulsado con el ardor de la caridad hacia los pobres de Cristo, instituyó dos congregaciones, a saber, los Hermanos de la Caridad y las Hermanas Franciscanas de Santa Isabel.