Memoria de los santos Pablo Miki y compañeros, mártires, en Nagasaki, en Japón.
Ver másEn Cesarea de Capadocia a fines del Siglo III, mártir
Celebran hoy: Doro, Dorotea, Dory, Dorys.
Ver másEn Elnon, en la Galia Bélgica, sepultura de san Amando, obispo de Maastricht, que predicó la palabra de Dios por diversas regiones, llegando incluso a los eslavos, y finalmente, construido un monasterio, terminó allí su vida (c. 679).
En Arvernia, en Aquitania, san Antoliano, mártir (s. III).
En Arras, en la Galia Bélgica, san Vedasto, obispo, que fue enviado por san Remigio, obispo de Reims, a esta ciudad devastada, y allí catequizó al rey Clodoveo, gobernó aquella Iglesia durante cuarenta años y llevó a cabo una importante labor evangelizadora entre los paganos de la región (c. 540).
En Ardagh, en Irlanda, san Melis, obispo.
En Rivolta d’Adda, en la región de Crema, en Italia, beato Francisco Spinelli, presbítero, que, a pesar de vejaciones y dificultades persistentes, soportadas con paciencia, fundó y dirigió una congregación de hermanas dedicadas a la adoración del Santísimo Sacramento.
En Palestrina, en el Lacio, san Guarino, obispo, notable por su vida austerísima y su amor a los pobres.
En Nápoles, en la Campania, beato Ángel de Furcio, presbítero de la Orden de San Agustín, insigne en su celo por el reino de Dios.
En Emesa (hoy Homs), en Siria, san Silvano, obispo, que presidió aquella Iglesia durante cuarenta años y, bajo el emperador Maximiano, fue arrojado a las fieras, junto con el diácono Lucas y el lector Mocio, obteniendo así la palma del martirio (c. 235/238).
En Durango, ciudad de México, san Mateo Correa, presbítero y mártir, que en medio de la persecución desatada contra la Iglesia se negó a revelar el secreto de confesión, recibiendo por ello la corona del martirio.
En Skara, en Suecia, san Brinolfo Algotsson, obispo, célebre por su actividad eclesiástica y su ciencia.
En Angri, cerca de Salerno, en la Campania, beato Alfonso María Fusco, presbítero, el cual ejerció su ministerio entre los agricultores, preocupándose sobre todo por la formación de jóvenes pobres y huérfanos, y fundó la congregación de Hermanas de San Juan Bautista.
En Tongres, de Brabante, en Austrasia, santa Renula o Reinildis, abadesa del monasterio de Eiken (s. VIII).