San Marcelino José Benito Champagnat Chirat, fundador de la Congregación de los Hermanos Maristas o los Hermanitos de María, entrega su vida a la educación de los jóvenes pobres que desconocían a su Padre Celestial, fundando a los hermanitos de María, hermanos religiosos quienes al no ser sacerdotes entregan su vida por completo a la educación de niños y jóvenes para que amen y conozcan a su Santísima Madre y a su Padre Dios.
Ver másEn la región de Bolonia, en la Emilia, tránsito de san Alejandro, obispo de Fiésole, el cual, de regreso de la ciudad de Pavía, a la que había ido para reclamar ante el rey de los longobardos los bienes de su iglesia, retenidos por usurpadores, estos lo ahogaron arrojándole a un río.
San Norberto, obispo, hombre de costumbres austeras y dado enteramente a la unión con Dios y a la predicación del Evangelio, que fundó cerca de Laon, en Francia, la Orden Premonstratense de Canónigos Regulares, y luego, designado obispo de Magdeburgo, en Sajonia, se mostró pastor eximio, reformando la vida cristiana y trabajando para difundir la fe entre las poblaciones vecinas.
En Udine, en la región de Venecia, beato Bertrando, obispo de Aquileia y mártir, que trabajó en la formación de su clero, alimentó con sus bienes a los pobres en tiempo de escasez, defendió con tesón los derechos de la Iglesia y, ya nonagenario, fue víctima de unos sicarios. Su cuerpo incorrupto se encuentra en la Catedral de Udine.
En Scete, en Egipto, san Besarión, anacoreta, que por amor de Dios se comportó como mendigo y peregrino (s. IV).
En Grenoble, en Burgundia, san Ceracio, obispo, que escribió al papa san León I para darle las gracias por su escrito a Flaviano, y preservó a su grey del contagio de la herejía (c. 452).
En el monte Jura, san Claudio, a quien se considera como obispo y abad del monasterio de Condat (c. 703).
En las islas Orcadas, próximas a Escocia, san Colman, obispo (c. 1010).
En Milán, en la provincia de Liguria, san Eustorgio II, obispo, que conocido por su piedad, justicia y demás virtudes propias de un pastor, edificó un magnífico baptisterio.
En el monasterio de Cava, en la Campania, beato Falcón, abad.
En Arvernia, en Aquitania, san Gilberto, abad de la Orden Premonstratense, quien, después de haber vivido como eremita, fundó el monasterio y el hospital de Neufontaines.
En Constantinopla, san Hilarión, presbítero y hegúmeno del monasterio llamado de Dalmacio, que, por defender el culto de las sagradas imágenes, hubo de soportar la cárcel, los azotes y el exilio.
En Hibernia (hoy Irlanda), san Jarlato, obispo.
En Ortona, en el Abruzo, beato Lorenzo de Villamagna de Másculis, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, ilustre por su celo en predicar la palabra de Dios.
En Ciudad de México, tránsito de San Rafael Guizar Valencia, obispo de Veracruz, en México, que durante el tiempo de persecución estuvo desterrado o ejerció su ministerio episcopal de modo clandestino.