Santos del día 7 de enero

San Raimundo de Peñafort (s. XIII)

Nace en 1175 en Villafranca del Panadés (cerca de Barcelona, España). Rechazando una vida cómoda y alegre, se había dedicado desde muy joven a los estudios filosóficos y jurídicos; a los veinte años enseñaba filosofía en Barcelona, y a los treinta años, recién graduado, enseñaba jurisprudencia en Bolonia. Nombrado canónigo en Barcelona, entró en la orden de los dominicos y en 1238 fue nombrado Superior General. Redactó importantes obras de teología y moral y a los setenta años dejó su cargo para poder continuar en la enseñanza y en la pastoral. Murió con casi cien años.

Celebran hoy: Raimundo.

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Beato Mateo Guimerá (s. XIV)

En Palermo, ciudad de Sicilia (hoy Italia), tránsito del beato Mateo Guimerá, obispo de Agrigento, de la Orden de los Hermanos Menores, propagador devoto del Santísimo Nombre de Jesús.

Beato Ambrosio Fernández (s. XVII)

En Suzute, ciudad del Japón, beato Ambrosio Fernández, mártir, que se dirigió a tierras de Oriente con fines de lucro, pero, convertido, ingresó en la Compañía de Jesús y, después de muchas privaciones, murió por Cristo en la cárcel.

Beata María Teresa Haze (s. XIX)

En la ciudad de Lieja, en Bélgica, beata María Teresa (Juana) Haze, virgen, fundadora de la Congregación de la Hijas de la Cruz, para atender a personas débiles y pobres (1876).

San José Tuân (s. XIX)

En la aldea An Bai, en Tonquín (hoy Vietnam del Norte), san José Tuân, mártir, el cual, padre de familia y agricultor, por arrodillarse y orar ante una cruz, negándose a pisotearla, fue degollado en tiempo del emperador Tu Duc.

San Canuto Lavard (s. XII)

En los bosques cercanos a Ringsted, en Dinamarca, san Canuto, apellidado Lavard, mártir, quien, hecho duque de Schleswig, ejerció el poder de modo justo y prudente, y favoreció la piedad de su pueblo. Murió asesinado por enemigos que rechazaban su autoridad.

San Alderico (s. IX)

En la ciudad de Cenomanum (hoy Le Mans), en el reino de los francos (hoy Francia), san Alderico, obispo, que se esforzó en promover el culto a Dios y a los santos.

San Ciro (s. VIII)

En Constantinopla (hoy Estambul, en Turquía), san Ciro, obispo, el cual, siendo monje en Paflagonia, fue elegido para ocupar la sede constantinopolitana, pero, depuesto luego de la misma, murió finalmente en el destierro.

San Tilón (s. VIII)

En el monasterio de Solignac, en la región de Limoges, en Aquitania (hoy Francia), san Tilón, discípulo de san Eligio, que fue orfebre y monje (c. 702).

San Valentiniano (s. VI)

En la ciudad de Coira, en la región de los helvecios (hoy Suiza), san Valentiniano, obispo, que con gran generosidad repartió limosnas entre los pobres, redimió a los cautivos y vistió a los desnudos.

San Valentín obispo de Retia (s. V)

En Passau, en la antigua provincia romana de Nórico (hoy Alemania), san Valentín, obispo de la Retia (c. 450).

San Crispino Obispo (s. V)

En Pavía, ciudad de la Liguria (hoy Italia), san Crispino, obispo.

San Polieuto (s. III)

En Melitene, ciudad de Armenia, san Polieuto, mártir, que, siendo soldado, a raíz del decreto del emperador Decio que obligaba a sacrificar a los dioses, rompió los ídolos, por lo cual fue cruelmente martirizado hasta ser degollado, recibiendo así el bautismo con su propia sangre (c. 250).

San Luciano Mártir (s. IV)

En la ciudad de Nicomedia, en Bitinia (hoy Turquía), pasión de san Luciano, presbítero de la Iglesia de Antioquía y mártir, el cual, ilustre por su doctrina y elocuencia, al ser llevado ante el tribunal, en medio de continuos interrogatorios acompañados de tormentos se mantuvo intrépido en confesarse cristiano.