Santa Hilaria y sus criadas Digna, Euprepia y Eunomia, mártires. Madre de la mártir Santa Afra, oraba cierto día junto al sepulcro de su hija y allí la quemaron los perseguidores; sus dos criadas fueron decapitadas. Augsburgo, 304.
Ver másEn Nicomedia, santos Aniceto y Focio, mártires (s. IV).
Santa Hilaria y sus criadas Digna, Euprepia y Eunomia, mártires. Madre de la mártir Santa Afra, oraba cierto día junto al sepulcro de su hija y allí la quemaron los perseguidores; sus dos criadas fueron decapitadas. Augsburgo, 304.
Santa Hilaria y sus criadas Digna, Euprepia y Eunomia, mártires. Madre de la mártir Santa Afra, oraba cierto día junto al sepulcro de su hija y allí la quemaron los perseguidores; sus dos criadas fueron decapitadas. Augsburgo, 304.
Santos Graciliano y Felicísima, mártires, Faleria (Italia). s. IV.
Santos Graciliano y Felicísima, mártires, Faleria (Italia). s. IV.
En Nicomedia, santos Aniceto y Focio, mártires (s. IV).
En la isla de Lérins, en la Provenza, santos mártires Porcaro, abad, y varios monjes, que, según la tradición, murieron a manos de los sarracenos (c. s. VIII).
En la localidad de Planegg, cerca de Munich, en Baviera, de Alemania, beato Carlos Leisner, presbítero y mártir, que encarcelado, cuando todavía era diácono, por la proclamación pública de su fe y el constante servicio en favor de las almas, fue ordenado sacerdote en el campo de concentración de Dachau. Puesto en libertad, murió a causa de los sufrimientos soportados durante su cautividad.
Santa Hilaria y sus criadas Digna, Euprepia y Eunomia, mártires. Madre de la mártir Santa Afra, oraba cierto día junto al sepulcro de su hija y allí la quemaron los perseguidores; sus dos criadas fueron decapitadas. Augsburgo, 304.
En Catania, de Sicilia, san Euplo o Euplio, mártir, que, según la tradición, en la persecución desencadenada por el emperador Diocleciano, cuando llevaba en sus manos los volúmenes de los Evangelios, fue encarcelado por el gobernador Calvisiano y cuando, interrogado de nuevo, respondió que se gloriaba de tener en el corazón los Evangelios, fue flagelado hasta morir.
En Tarragona, también en España, beato Antonio Perulles Estívill, presbítero de la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos y mártir, que, en el furor de la persecución, acabó su martirio estando de camino.