San Juan I, papa y mártir, quien, habiendo sido enviado por el rey arriano Teodorico en embajada al emperador Justino de Constantinopla, fue el primer pontífice romano que ofreció la Víctima Pascual en aquella Iglesia, pero a su regreso, detenido de manera indigna y arrojado en la cárcel por el mismo Teodorico, pereció como víctima por Cristo Señor en c, en la Flaminia.